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Mostrando entradas de febrero, 2016

Historia de mosquitos, parte 2

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Siiii! Adivinaron. Si la anterior era la parte uno eso hacía suponer que había una parte dos. Esta parte sucede en el mismísimo presente, en el verano del 2016 en la misma ciudad húmeda y llena de…mosquitos. Pero ahora los insurrectos sumaron un refuerzo de fuste, que se llama Aedes Aegypti. Recuerdo haberlo estudiado en la facultad, hace algún tiempo quizá y fue mencionado en cuanto programa de TV, diario o página web se me haya ocurrido visitar en estos días. Me voy a Wikipedia, mi enciclopedia digital de consulta y dice: El  Aedes aegypti , el  mosquito de la fiebre amarilla , es un  culícido  que puede ser portador del  virus  del  dengue  y de la  fiebre amarilla , así como de otras enfermedades, como la  chikunguña  y la  fiebre de Zika . Es miembro del subgénero  Stegomyia  dentro del género  Aedes  (al que pertenece el estrechamente emparentado  Aedes albopictus , vector también del  dengue ). Tremendo! Un auténtico culícido, con todas las letras. Un transportador de vir

Historias de mosquitos, parte 1

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Hace mucho que vivo en Rosario, al punto de considerarme un rosarino más. La ciudad descansa a la vera del gran río y eso le da ciertas particularidades. Es húmeda, calurosa y con mosquitos. La verdad es que mosquitos hubo siempre desde el principio de los tiempos. Se comenta que Rosario no tiene fundador reconocido y eso se debería, según mis últimos estudios, a que el mismo huyó despavorido ante un feroz ataque de mosquitos. Y eso promediando el 1800, así que imagínense desde cuando viene el problema. Claro, los animalitos se fueron adueñando de la situación y hoy son amos y señores de la ciudad. De hecho el nuevo secretario de seguridad contrató a un entrenador de mosquitos para formar un escuadrón de elite para combatir el narcotráfico. Veremos como le va. Dicen que no son fáciles de adiestrar…. Hubo algunas situaciones que merecen especial mención. Hace unos años aparecieron unos mosquitos flacuchos, débiles y pusilánimes que poblaban los techos, tenían patas largas y finas y