Este es un blog para publicar mis cosas, las que para mi sean importantes. Cuentos, noticias, opiniones, libros, películas y cualquier cosa que me resulte de interés. Espero que lo disfruten!!!
Empiezo hoy!!
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Hola!! Empiezo a cumplir hoy el deseo largamente postergado de tener un espacio donde publicar mis cosas. Esas que pienso, siento y me emocionan.
Tiempo no es lo que sobra, pero aprovecharé para ir subiendo algunas cosas que ya están hechas y siempre quise compartir.
Sobre la marcha iré improvisando y compartiendo.
Espero que lo disfrutemos
Un abrazo
Daniel
Se llamaba pomposamente Bar Solanas. Parecía un lugar detenido en el tiempo. Mobiliario de varios años, techos altos con ventiladores y una onda Casablanca. Un Split como vestigio de modernidad. Todos lo conocíamos como “El Bar del Cachi”. Cachi era el dueño eterno del boliche, con una característica. Siempre decía que estaba hinchado las bolas y que se iba a ir y no iba a laburar más. Sabíamos que tenía algunas propiedades, pero siempre ignoramos el origen. La fauna del bar era absolutamente diversa y variopinta. El personal de la mañana es una moza que parece un mozo y el de la tarde un mozo que parece moza. Últimamente se sumó el futuro yerno de Cachi, que labura en tribunales y a veces hace la función de encargado, un poco alérgico al esfuerzo. De los clientes ni hablar. El contrahecho, jorobado que desde hace un tiempo no viene más. Tal vez se murió, no sería raro. Era una especie de gnomo, caminaba casi tocando el suelo con las manos, tenía los brazos más largos que vi y el
Esta historia comienza hace bastante tiempo, podría decir unos 3 años tal vez algo más o un poco menos, pero no hace a la cuestión. Tal vez no sea casual que me decida a escribirlo en un tórrido día de verano. Es conocida mi aversión por el calor inapropiado, insoportable, impiadoso. A tal punto llega lo mío que hace mucho, antes de que alguien mencionara lo del calentamiento global, pronostiqué el fin de los inviernos en nuestra región. Lo comenté entre amigos, conocidos y por supuesto en el consultorio con mis pacientes. Eran comunes mis comentarios al respecto y era insistente con los mismos. Un día, pongamos que hace 3 años en un gélido día de invierno recibo un mensaje muy ingenioso que decía algo así como: “Doc! Usted me dijo que se acababan los inviernos, yo le creí y regalé la bufanda y el gamulán. Hoy me estoy cagando de frío. Me puede decir que mierda hago ahora?” Fantástico, maravilloso. Me descolocó inicialmente, a tal punto que respondí algo de ocasión. A partir de ese
Reconozco que a medida que envejezco, o me pongo más grande para ser más suave, voy queriendo menos el verano con sus días tórridos, imposibles de soportar si no es con aire acondicionado. Francamente intolerables! También debo asumir que a esta altura de mi vida el majestuoso río Paraná me gusta más para contemplarlo desde la barranca, sentado en mi sillón y tomando mates. Eso de introducirme, pisar barro o ser mordido por una simpática palometa está dejando de ser parte de mis placeres. Esto empieza hace pocos años en ocasión de lo que llamaría “la fiebre del río” en mi familia que incluyó la adquisición de primorosos kayaks para navegar cuando uno quiera por el imponente río marrón. Recuerdo acá que lo de marrón seguramente tiene mucho que ver con el barro, que como comenté no me gusta pisar. La presión y la insistencia de ir a navegar fueron en aumento. El esfuerzo físico tampoco es mi debilidad, así que de solo pensar en cargar con el pesado elemento llamado kayak, bajarlo
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