En nuestras despedidas nunca existió un adiós.

Hace unos días veo en la lista de pacientes a Juanita después de bastante tiempo. Me puso contento, casi excitado. Me había quedado con ganas de saber más, de conocer, es como si desde la consulta inicial y desde que escribí su historia hubiera pasado a ser una parte importante de mi.
Llega el horario y no viene, pasa el tiempo y definitivamente no viene. Sensación de frustración, de “otra vez será”, con un dejo de: tal vez leyó su biografía no autorizada y se molestó. Pasó el momento y siguieron corriendo días de intensidad laboral extrema y, confieso que me olvidé por completo de Juanita.
Y ayer nomás la veo, pero no en la lista, sino de cuerpo presente (como en los funerales de mi pueblo), en la sala de espera con una sonrisa franca saludándome a la distancia. Me acerco y le doy un beso, le digo en un ratito estamos.
Sigo atendiendo, pero la verdad que lo único que quería es que le llegara el turno a Juanita. Finalmente abro la puerta y llamo:
-Senderooo!
Se levanta y pasa con su nietita de la mano, tendría unos 5 años lindos rasgos y hermosa sonrisa, desenvuelta.
- Hola Juanita, que tal vamos?
- Muy bien Dr. Vengo porque usted me dijo que viniera para la primavera.
- Tus cosas bien?
- Si, cumplí 82, dice.
- Ah, si. Que bueno! Lo pasaste bien
- Si, y tímidamente agrega: se acuerda de Pepe?
- Mas o menos, finjo. Que le pasó
- Nada, pero me mandó un ramo de flores para mi cumpleaños. Lo decía con una sonrisa de felicidad envidiable, por cierto.
- Buenísimo
- Si y con una tarjeta. Y quedó como esperando que le pregunte mas.
Eso si me interesó. Intenté imaginar que podía decir la tarjeta, que escribiría ese curioso personaje al que no conozco, pero a la vez se que es capaz de tener gestos muy tiernos y algunas groserías difíciles de justificar.
- Ah, si. Y que decía la tarjeta?
- No me acuerdo exactamente, pero la tengo por aca.
Empieza a rebuscar en su cartera, con las dificultades lógicas de cualquier mujer buscando algo, lo que sea, en una cartera. Pero donde está, si la tenía por acá dice, mientras busca en una billetera con varias divisiones. Pero tengo otra que es mejor que esta todavía! Habla de la infancia, es muy linda. Seguía buscando bolsillo por bolsillo hasta que me dice: aca esta! Prolijamente guardada aparece. Trato de que no se de cuenta de la ansiedad que me provocaba saber que decía. Me la extiende y repite, la otra es mejor, pero no la tengo acá. Quedó en mi casa.
Tomo la tarjeta y la verdad es que la sorpresa fue mayúscula. De un lado el logo de la florería, dos flores cruzadas y una leyenda: Florería “LA GALLEGA”. Debajo, con una letra prolija, grande, algo irregular y hasta un poco temblorosa decía:
“A mi cielito
En tu cumple años con toda la pasión que siento por ti
Pepe”
Realmente me sorprendió, era más de lo que esperaba. Antes de retornarla a su dueña y casi por instinto la doy vuelta y leo:
En nuestras despedidas nunca existió un adiós.
Maravilloso, muy tierno y a la vez pasional y todo eso a los 80!
-Y ahora? le pregunto.
-Sabe qué?  no trata bien a mis nietos, me dice con cara de resignación. Si fuera por mi yo lo aceptaría, pero no le tiene paciencia a mis nietos.
Veo en sus ojos y me doy cuenta  mas que nunca que el amor es un eterno desencuentro. De todos modos le digo que quiero ver la tarjeta que falta. Aparece nuevamente el brillo en sus ojos y la sonrisa cómplice.
- Se la voy a traer
- Eso espero, le digo.
Saluda y se va. Yo me quedo esperando otro capítulo de esta hermosa historia, que compartiré con ustedes apenas Juanita me traiga la tarjeta pendiente que a ella la emociona tanto y a mi me genera una gran curiosidad.

Seguramente esta historia, como tantas historias, continuará…………………….

DB
Setiembre 2013

Comentarios

  1. Aconsejar una escapada de amantes no estaría nada mal....

    Con eso de "eterno desencuentro" creo que el que no busca no encuentra. Lo bueno de buscar, es que jamás estas vencido, siempre en carrera, siempre en la búsqueda, siempre expectante, siempre vivo.

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