Una mancha de rouge
Y un día de verano, finalizando el año Juanita regresó.
Previamente había cancelado un turno por motivos que yo desconocía. Esa vez la
esperaba, en esta me tomó de sorpresa. En el lío de pacientes de fin de año y
con la cabeza en tantas cosas se me pasó que era Juanita la que me esperaba.
Saludo de rigor. Un cómo va todo. Ella siempre sonríe,
parece contenta. Le pregunto que la trae a la consulta y muy suelta de cuerpo
me dice que yo le había dicho que antes de fin de año pase, lo cual era
absolutamente cierto.
La charla transcurre como una consulta médica común. En un
momento decido preguntarle acerca de sus cuitas amorosas
-Y cómo van tus cosas Juanita, con mirada cómplice que ella
ya identifica perfectamente
-A qué se refiere, doctor? Haciéndose la distraída
-A Pepe, por supuesto
-Eso es tema terminado. Tengo otro candidato en este
momento, me dice con un gesto pícaro
-Ah, si? Y quien es
- Un remisero que me lleva
-Y Pepe, insisto
-El también tiene sus candidatas. Dos, me dice, con cierto
enojo en su rostro. Además me enteré de algunas cosas que no me gustaron.
- A ver…
- Bueno, sabe que él tenía un amigo, que era tan amigo que
hasta le prestó plata. El amigo murió y yo me enteré que Pepe tenía algo con la
viuda y creo que antes que se muriera su amigo.
- Opa!
- Mire, un día fuimos al cementerio a ver las tumbas de mi
esposo y de su esposa y en un momento Pepe me dice “voy a ver a mi amigo”.
Apenas pude me fui para allá y estaba abrazado con la viuda consolándola. Yo
hice algún ruido para que se dieran cuenta de que estaba ahí y le dije, Pepe
nos vamos. El vino, pero se dio cuenta de que me había molestado. Estaba
consolando a la viuda de mi amigo, me dice. Siii, claaaro, le digo. Y sabe que,
en ese momento me quedó solamente una cosa de esta mujer: el color de su lápiz
de labios, un tono carmín recargado que recordaba perfectamente de mi infancia.
Volvimos caminando y sin hablar, cada uno con sus pensamientos.
En ese momento y como al pasar me dice. Tengo la tarjeta que
le había prometido. La busca en su monedero y, esta vez, rápidamente la
encuentra. Acá tiene. La voy viendo y observo que la letra no era la misma, era
más segura, más firme, menos temblorosa. Como si me hubiera leído el
pensamiento Juanita acota: se la hizo escribir al nieto, a él le tiembla mucho
la mano.
La tarjeta decía: “A cielito en su día. Con los sentimientos
nacidos en los días de nuestra niñez . Muchas felicidades”
La verdad es que poéticamente me resultaba mucho más lograda
la anterior, la de “en nuestras despedidas nunca hubo un adiós”, pero ella me
miró y me insiste con lo que ya había dicho: vio que es mucho más linda!
- Hermosa Juani, le dije.
- Si, pero paso un tiempo, yo no dije más nada pero nunca me
olvidé de ese momento. Un día llega Pepe a casa con la ropa manchada. No tuve
que ser adivina para saber que esa mancha era color carmín recargado como el
que yo recordaba de mi infancia y de la viuda.
- Uh! Pienso para mí, un improvisado este muchacho, un error
tan infantil y tan torpe. La mancha de rouge delatando una infidelidad. Pero,
donde tenía la mancha, Juani? A lo mejor era otra cosa, intento ensayar una
modesta defensa de nuestro enamorado eterno.
- Donde va a ser, en la bragueta!!
- No te puedo creer. En mi cabeza intento lo más
desapasionadamente posible ubicarme en situación. Pepe, ídolo o demonio?
Víctima de una viuda deseosa de amor y lujuria o victimario de Juanita? Solo me
sale un “que monstruo este tipo”, a esta edad y haciendo esto! Tal vez vi
reflejada mi posible vejez y la de tantos otros, triste, gris, oscura. En un
geriátrico y con pañales o sin poder moverse o….y el en cambio presentando
batalla abiertamente al paso del tiempo y, confieso con pudor, sentí admiración
por ese personaje que no conozco y que tal vez tenga actitudes un tanto
ordinarias como el recordado “que querés, que le infle el culo” de los primeros
tiempos, pero que a su vez conserva la esencia del amor profunda y
definitivamente arraigada en su ser. Amor romántico en una tarjeta y un ramo de
flores y amor lujurioso en una marca de rouge en su bragueta.
- Por eso, me dice, esto ya no va más. Y la entiendo, pero
veo resignación en sus ojos, no rencor ni enojo. Tal vez el darse cuenta de que
la gente no cambia ni cambiará en algunas cosas. Y como dando por terminado el
tema me dice que tiene un Diario de Pepe. Cosas que escribía y que ella se
apropió y se quedó.
- Como es eso, pregunto
- Por ejemplo íbamos a la iglesia, yo me arrodillaba a rezar
y el se sentaba a escribir en su diario. Y tiene cosas de toda su vida. Se lo
voy a traer!!!
Cuando ya sentía que esto era historia cerrada cae la
noticia del diario. Pero eso quedará para otra oportunidad.
Intento un consuelo, luego de lo hablado. Juanita lo acepta
como gentileza. Me mira con la misma cara pícara del principio y me dice: me
voy que me está esperando el remisero, que siempre me pide que lo invite a
tomar unos mates en casa y……quien te dice.
Una historia de amor termina? Otras historias empiezan. El
amor es dinámico y la vida es cambiante. Las cosas no siempre son como uno las
espera, pero como dice la canción “solo se trata de vivir, esa es la historia……”
DB
02/2014
Hay una poesía que dice:
ResponderEliminarUn amor que se va...
tantos se han ido !!
Otro amor llegará
más duradero
y menos doloroso que el olvido..
Puede el último amor ser el primero ...